martes, 30 de abril de 2013

Nueva sección: Adivina...

Esta es una nueva sección en mi blog (no es nueva en blogger, es una inspiración surgida de otros blogs que conocéis) que trata de que adivinar en algún momento una imagen parcial que publique, alguna adivinanza, o algo que se me ocurra para que se estrujéis el coco. 




Pues bien, este reto tiene varias funciones: una de ellas es el entretenimiento  y la otra, es la de conseguir puntos extras para un futuro sorteo. Sí, como leeis, un sorteo (porque yo también quiero haceros un regalo). 

Las reglas de Adivina... son las que en cada post con cada reto digan (yo todavía no las sé) que serán aclaradas en cada post de Adivina... (así como los puntos que se puedan ganar y la lista de los puntuados para tenerles en cuenta para el sorteo).En cualquier momento puedo subir las entradas que prtenezcan a ésta sección, así que ¡¡estad atentos!!

Me encantaría que esta sección tuviera la repercusión que necesita, y también espero que os guste.

lunes, 29 de abril de 2013

MICRORRELATOS III: La Revolución


Hoy por ser lunes os traigo un microrrelato muy especia, éste microrrelato está dedicado a Ana, mi amiga @ANNIKALENNON cuyo blog es Annie Leto into the Wild . La historia es de invención suya, y fue creada para aparecer en una secuencia de una película y que al final quedó descartada (por razones que no voy a especificar), pero antes de desecharla del todo, me dijo que le gustaría que escribiera un relato de aquella historia. Como no quiero que caiga en saco roto, voy a hacer un microrrelato de ésa historia (lo que no significa que no sea relato un día de estos). He de decir que lo he cambiado, para darle mi visión, pero no deja de ser obra de Ana, que quede claro.

Como siempre digo, no hay que echar la carreta delante de los burros, así que todo está por llegar.
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Llevábamos ya dos meses encerrados. El señor del valle había acallado nuestro talento a golpe de trabucos y porras. Encerrados en lo alto de la peña negra veíamos a el pueblo, nuestro pueblo, sometido. A nuestros padres, nuestras madres, nuestros hermanos, tíos, primos, sobrinos, abuelos...
Cuatro paredes y un techo, en el que sólamente había un espíritu, el que nosotros manteníamos, día si día también de no rendirnos. Nos daban a elegir entre morir de hambre, encerrados en la peña negra, o vernos sometidos a vivir para el señor del valle y trabajar para él, derrochando nuestro talento en hacer sus panfletos.

Habíamos cinco personas, las que habíamos optado por la primera opción. Jesús era el gurú, el que lo sabia todo, el más fuerte de aquel lugar. Si alguien había hecho temblar los cimientos del señor del valle, ése era él. Antiguo consejero del valle, había vivido en la codicia, hasta que un dia despertó y se quitó la venda. Hubo muchos que no abandonaron su puesto, ésos mimos lo encerraron.
También estaba Adriana y Ana, eras las artistas del pincel. De sus manos sólo salían auténticas obras de arte, con cualquier material podían hacer que te se te pusiera el bello de punta. Juntas, habían llegado de algún ligar de europa del este buscando una bella localización en la que dar rienda suelta a su arte. Un día fueron llamadas a la corte del señor del valle, él quería ser retratado y así, llegar a todos los recodos del valle y ser temido, pero Ana y Adriana no consiguieron llevar el trabajo a cabo. En mi opinión ellas revelaron en el lienzo la peor cara del señor y a éste no le gustó, puede que revelara su verdadera condición y el señor del valle no estuviera preparado para verlo.
También está Gelen, una chica perdida en su mundo la mayor parte de las veces, pero que cuando coge un instrumento, hace que sus letras te lleguen al alma. Ella era nómada, y viajaba de región en región componiendo canciones y ganándose la admiración del pueblo. Cuando llegó al valle fue mandada llamar, el señor quería que actuara para la corte, incapaz de negarse acudió. Las palabras que acunaban la melodía salidas de su guitarra hirieron el corazón del señor, el cual no lloraba nunca. Mandó connvertir a cenizas la guitarra que le había acompañado durante sus viajes.
Y luego estoy yo, la poeta del pueblo. Hasta hace poco publicaba mis poemas y escritos en un periodico del valle. Nunca me ha gustado mucho seguir las corrientes, siempre he escrito al libre albedrío testicular, y como eso no era del gusto del señor, pues aquí me hallo. Pudriéndome en esta 
celda sin rejas, junto a mis otros compañeros de celda, todos luchando por salir victoriosos de aquella situación.

Es curioso cómo la gente que tiene una sola cosa en común puede unirse tanto, y no me refiero a estar encerrados, me refiero a haber sido rechazados de pleno por el señor del valle. Éso es lo que alimenta nuestro espíritu. Hablando de alimentación, te preguntarás qué comemos, pues la respuesta se halla en las mujeres que viven colindando en la peña negra. De vez en cuando nos introducen, todavía no sé como, pan y otros alimentos que agradecemos tanto tener, como todavía respirar. Por cierto, ya es la hora de que nos introduzcan el pan, si no me equivoco, Jesús ya lo tiene en las manos. Al partirlo para repartirnos los trozos algo cae al suelo, algo metálico que hace que nuestros corazones se paren.

Una llave metálica, pesada y antigua está sobre el suelo. Adriana la coge, la sopesa entre sus manos y todos la miramos interesados.

-¿Una llave? ¿Para qué? -dice Gelen.
-Pues para qué va a ser -dice Jesús-. Pruébala en la puerta, ¡rápido!

Adriana, rápidamente atraviesa la distancia y mete la llave en la cerradura, que cede ante la sorpresa de todos. Con fuerza, vuelca todo su peso en empujar la puerta.

-¡Ayudadme!

Ana, la primera en llegar, y todos los demás después, abrimos la puerta con mucho esfuerzo. No han demorado gastos en sellar la puerta, pero aún asi conseguimos abrirla. Y vemos nuestra liberación, y corremos peña abajo gritando consignas antisistema y conseguimos que la gente salga de las casas, es la hora de luchar. Es la hora de la revolución.



domingo, 28 de abril de 2013

'I WANNA ROCK': Capítulo 3

-Estas rejas de aquí -dijo señalándome las rejas parecidas a las de una prisión- son las que te protegen,  así que como ves no pueden acceder a tí -y mientras intentaba pasar una mano por las rejas, de las que solo pasaban los dedos- pero pueden arrojarte bebida, así que...
-Solo bebida, pues no está mal -dije irónicamente.

A mi espalda, Nico se partía de risa y yo intentaba no reírme de mi propio chiste. Esteban, el dueño del Rock Guitar Club me explicaba los pormenores del trabajo que Nico me había ofrecido y yo sólo podía pensar en que esta noche sería mi primer día allí.

-Las mujeres no pagan, sólo cóbrales la entrada a los hombres. Y a partir de las cuatro de la mañana se cierra la taquilla, ¿de acuerdo?
-Sí.
-Pues esto es todo lo que necesitas saber, suerte.

Dijo dejándonos solos a Nico y a mí en el estrecho cuartucho de la taquilla.

-Bueno, pues eso es todo. Preséntate esta noche a las doce en mi casa y y venimos juntos.
-Emmm... hablando de eso...
-¿Qué? -dijo intrigado.
-Me han hechado del motel donde estaba viviendo... y hoy tengo que ir a recoger mis cosas.
-¿Me estás diciendo que no tienes donde dormir? -dijo levantando las cejas.
-Si.
-En mi casa sólo hay un cuarto.
-¿No conoces a nadie que alquile una habitación? -dije con mi mejor cara de perrito sin casa.
-Puede, pero no te prometo nada.
-Te deberé tres.
-El día en que me las pagues, lo vas a sufrir -dijo con una sonrisa.


-Ahí está la barra, un sitio que no vas a pisar porque tu trabajo es de taquillera y allí está el escenario.

Bajo las luces que colgaban de altos andamios pude ver los instrumentos del grupo que actuaría esa misma noche.

-Esta noche tocan los Crow, y vas a tener el honor de asistir a el ensayo.
-¿Ah si? -dije emocionada, los Crow son mi grupo favorito y esta noche tendría el privilegio de escucharlos en concierto.
-Son las ventajas de trabajar en el Rock Guitar Club. 


¡Imaginación sin límite!

Vengo a presentaros la campaña "Imaginación sin límite". ¿Qué es esto? Te explico, es una campaña creada por el blog Las mil y una sonrisas en las que se postean historietas para entretener y divertir, ¿qué te parece?

Gracias a la imaginación que poseas podrás crear historietas y divertir, ¿quieres participar en esta campaña? Sólo tienes que pasarte por el blog de Las mil y una sonrisas y seguir las instrucciones que más abajo te digo. 

Tienes que ser seguidor del blog (Las mil y una noches), publicar un comentario en el post de la campaña y decir que quieres apuntarte (más tu nick, perfil blogger y el link de tu blog). Se te apuntará a una lista donde también aparecerán los demás miembros de esta campana). Y ya sólo te queda elegir un banner para colocar en tu blog, publicar una entrada explicando la campaña (como ésta) y ya sólo que da darle a la imaginación!!


¡Hasta la siguiente publicación!

I  II

sábado, 27 de abril de 2013

MICRORRELATOS II: Cuidar la cabeza


Este microrrelato está inspirado en una experiencia de alguien desconocido a vosotros (no, a mí no me ha pasado) y me ha parecido muy interesante contarlo aquí, pero eso sí, dandole otro enfoque (iniciativa de esta sección) esta vez, dandole un enfoque femenino. Pues eso, ¡cuidense la cabeza!
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Camino del trabajo iba yo con el disfraz de todos los días, vestido apretadito y escotado del gusto de los altos directivos. Por si te lo estás preguntando: no, no soy chica de compañía, solamente una secretaria que pasa sus dias enclaustrada entre una mesa y una silla, y que solo me levanto a hacer fotocopias, y llevar y traer cafés. Pues a lo que iba, que estaba yo camino del trabajo con los auriculares puestos y con música a todo trapo, y whatsappeando con mi cuñada Inés, que por cierto, es una pesada de las redes, hablando de qué ibamos a preparaR para el cumpleaños de mi hermano, y no nos poníamos de acuerdo. Ella quería un fin de semana en un hotelito de las afueras, con spa y demás lujos, pero no me gustaba, porque era el cumpleaños de mi hermano y no de ella, si quería su fin de semana, se lo tendría que pagar ella. Yo era más de la visión de una gran fiesta sorpresa, llamar a todos los amigos de la infancia de mi hermano y pasarnos la noche reencontrando viejas historias, al fin y al cabo uno no cumplía los treinta años todos los días. Y en eso de que estaba yo contradiciendo a Inés y riéndome para mis adentros, el metro donde estaba canta mi parada, que con los cascos no oigo, pero como ya la conozco de haber pasado por ahí miles de veces es algo mecánico. Tras darle unn par de cortes dialécticos a mi cuñada, guardo el móvil en el bolso y subo las escaleras del metro a la calle... y coño ¡¡una hostia en la cabeza!!

Desorientada (porque no a todo el mundo le dan una hostia en la cabeza al salir del metro) me paro aturdida, miro delante mía y me encuentro a un tipo de traje, tirado en el suelo tocándose la cabeza. Por lo menos no me Ha pasado a mí sola. Este chico realmente estaba más jodido que yo y no sabía lo que pasaba, es más, se miraba las manos tras tocarse la cabeza donde el golpe, para ver rastros de sangre de una posible brecha. Miro de nuevo a la salida del metro y veo que hay un camión al lado de la salida, y un tipo mantenía abierta la puerta izquierda de atrás, abierta sobre la salida del metro, ¡¡una puta puerta de camión sobre las escaleras de salida del metro!!

Y claro, como no está el día tonto, veo otro tío que salía detrás de mí del metro y que también había sufrido el mismo golpe, y que se agarraba la cabeza tras la hostia que se acababa de dar. En ese momento, sale la española temperamental que todos llevamos dentro y grito: "¡¡JODER, UN POQUITO DE CUIDADO COÑO!!". Y entonces resulta que el tipo del suelo, el que se dio la leche antes que yo, trabaja en mi misma empresa y que era muy majete (que hasta me dio las gracias por gritarle al tipo del camión).

Eché a correr, si el reloj de mi mano izquierda no se equivocaba, en unos minutos llegaría tarde al trabajo, y odiaba llegar tarde. Casi llegando al curro me puse a pensar y llegué a dos conclusiones. Uno: la gente que sufre las mismas adversidades y lesiones físicas, suele hacer piña y caerse bien (salvo si realmente se abren la cabeza), y dos: la salida de la farmacia de Mendez Álvaro es una puta mierda y es preferible salir del metro por el lado más alejado de la carretera.


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ACLARACIONES: Perdón por palabras como "hostia, puta" y cualquier otro taco que encontréis, no suelo emplearlo en mis escritos, pero creía que esta historia lo necesitaba. Y también disculparme por no haber justificado el texto, no sé porqué, pero no me dejaba.



viernes, 26 de abril de 2013

I WANNA ROCK: Capítulo 2

Cuando me levanté de la cama lo primero que hice fue mirar el portafotos que estaba sobre la mesilla. No reconocía a nadie de los que allí estaba retratado y me asusté. Escuché a alguien cantar en la ducha y me paré en seco, ¿dónde demonios estaba?
Me palpé las piernas y sentí un tremendo alivio al notar que todavía llevaba los pantalones puestos. Salté de la cama y salí del cuarto buscando la salida. ¿Quién habría recogido a una extraña borracha? Al parecer era una buena persona, porque me había dejado dormir tranquila. Pensé que se merecía algo más que un mutis por el foro y antes de llegar a la puerta de salida mis ojos encontraron un block de notas amarillo, perfecto.
Volví sobre mis pasos hacia el cuarto. Allí, sobre un escritorio desordenado había varios bolígrafos, cogí uno, y apoyandome sobre la mesa escribí 'Gracias, no sé que me hubiera pasado de no haberme acogido, muchas gracias'. 

No me di cuenta de que no se escuchaba a nadie cantar ya, ni tampoco me di cuenta de que la ducha estaba  cerrada. Por eso, cuando una voz me dijo '¿Eso es todo lo que recibo?', di un respingo que hizo emborronar con la tinta todo lo que había escrito.

-Un vómito en la alfombra y una carta de agradecimiento- terminó.
-Emmm... es que yo...
-No eres de muchas palabras, ¿verdad?- dijo mirándome de arriba a abajo.

Mi mente no paraba de dar vueltas, ¿vómito en la alfombra? El chico estaba en la jamba de la puerta, tapado de cintura para abajo con una toalla anudada a la cadera.

-No, no eres de muchas palabras- sentenció el chico.

Me tomó un minuto recomponerme, recordar todo lo que había pasado la noche anterior (las copas, la mirada al otro lado del local, la salida fortuita, la caída en el asfalto...) y tragar saliva (con reminiscencias pasadas de ron) para decirle:

-Lo siento, no... no quería haberte vomitado sobre la alfombra.

Sonreía cuando me dijo 'No te preocupes, no me gustaba nada esa alfombra, ¿cómo estás?'.

-Pues aparentemente bien -dije moviendo las piernas y girando las muñecas.
-Cualquiera diría que has dormido mal con lo que has roncado, chica -dijo riéndose y acercándose a  la mesilla de noche.
-¿He roncado? -dije toda avergonzada.
-No, ¡qué va! Solo bromeaba -dijo con una gran sonrisa hacia mí.

Ante mi sorpresa también reí, nerviosamente he de decir, con lo que mi risa se transformó en una nota aguda cuando vi que estaba poniéndose la ropa anterior y tirando la toalla al suelo.

-Creo que debo irme, seguro que es tardísimo y tendré algo que hacer -dije atropelladamente.
-¿Seguro que te tienes que ir? -me dijo con las manos en las caderas.
-¿Qué intentas decirme? -dije desconfiada. 

Puede que no intentara nada la noche anterior, pero parecía quererlo retroactivamente.

-Nada chica, que te tomes un café solamente. 

Sentí como mis pulmones soltaban el aire lentamente.

-Por cierto, ¿cómo te llamas? Estoy cansado de llamarte chica.
-Me llamo Lucía.
-Encantado -dijo acercándose a mí, todavía húmedo por la ducha-, yo soy Nico.


Mientras sentía el calor de la taza de café admiraba el saloncito.

-¿Y qué es eso que creías que tenías que hacer?
-Pues... en realidad nada -tuve que decir la verdad.

Desde que me mudé a aquella ciudad, aún extraña para mí, había tenido un solo sueño: ganarme la vida con la música. Y el día anterior vi como ese sueño no tenía ningún futuro, ¿quién quería publicar a una pueblerina sin contactos? Pues eso mismo, nadie.

-¿Nada? Algo tendrás que hacer..., ¿no trabajas?
-No, no tengo experiencia de nada, yo vine aquí en busca de un sueño, y cuando vi que de sueños no se vive...
-¿Qué sueño?
-¿Me prometes que no te vas a reir? -dije, y le di un sorbo al café. El asintió con la cabeza expectante- Cantar y publicar un disco.
-No parece nada por lo que yo me pueda reir.
-Bueno, mudarte a la ciudad a lo loco, sin conocer a nadie y pasarte un mes viviendo de las pelusas de debajo de la cama... Yo diría que muy buena idea no es.

Había pasado las de caín para sobrevivir. Las ofertas de trabajo de stripper como que no me llamaban mucho, y para trabajar de camarera era muy patosa.

-Yo te puedo conseguir un trabajo.
-Por favor, no me digas que de camarera porque no valgo para eso.
-No, iba a decirte de taquillera en el pub donde trabajo.
-¿Dónde trabajas?
-En el pub donde nos vimos la primera vez.
-¿Y pagan bien? -dije poniendo mi mejor sonrisa y rezando porque así fuera.
-Depende de la noche, será más cuando haya concierto, y suele haber varios al mes.
-Te debo una -dije muy agradecida a Nico.

Parecía que todo se aclaraba ahora, me sentía alegre y agradecida. Un trabajo en un local que ofrecía conciertos era ¡todo un sueño en sí mismo! Ya no se arrepentía de haber tirado la toalla el día anterior, ahora si que sentía que pisaba fuerte. 'Aquí estoy otra vez' dije repitiéndome en un contínuo mantra que me ayudara a seguir adelante. Tenía trabajo en el que podía conseguir contactos para introducirme en el mundo musical y un amigo, por algo se empezaba.

-No Lucía, me debes dos.

Sonreí para mis adentros y me terminé el café. 

jueves, 25 de abril de 2013

'I WANNA ROCK' mi primer fanfic

'I WANNA ROCK' es un fanfic inspirado en la película 'Rock of Ages' ('La era del rock') que hace poco vi, y no puedo quitármela de la cabeza. Si habéis visto esta película veréis muchas situaciones parecidas, o lo contrario, pero no puedo negar que me he dejado llevar por este musical que me ha dejado con ganas de ir al Bourbon Rouge y ver a Stacie Jaxx en concierto.



Los protagonistas son Lucía, una chica que se mudó a la gran ciudad en busca de un sueño, ser cantante, y tras un mes buscando trabajo y la posibilidad de vivir de la música, tira la toalla y se abandona al alcohol. En ese momento conoce a Nico que la acoge en su casa en su estado de ebriedad. ¿Quieres saber qué le depara el destino? Sigue este fanfic.





Microrrelatos I: 'We're runnin' with the shadows of the night'

 



Microrrelato inspirado en la canción 'Shadows of the night' de Pat Benatar, espero que os guste.
(Este Microrrelato pasará a formar parte de 'I WANNA ROCK' el fanfic de 'Rock of Ages').
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Recorriendo la noche, voy divisando la otra parte de la oscuridad que no me esperaba. Quién pensaría que las sombras de la noche tuvieran tantas texturas, sabores, colores y tantos olores. 
Huele a humo y a alcantarilla, huele a whisky derramado en la acera. Huele a humedad, huele a promesas rotas y a sueños abandonados. Oigo las astillas de los cristales al desparramarse por el suelo de aquel antro, se oye todo a la perfección.

Desde la otra parte de aquel lugar una mirada se cruza con la mía. Me quedo quieta, el camarero trae mi copa, le miro y le sonrío, y cuando miro al otro lado del pub ya no hay nadie mirándome. Bebo de mi copa, bebo hasta que siento como el líquido gélido se abre paso hasta mi estómago, y sigo bebiendo. Copa tras copa voy perdiendo las ganas de todo, llegué aquí quién sabe cómo. ¿Qué sientes cuando tus sueños ya no son algo por lo que luchar? Yo sentía que tenía que beber, beber hasta que no sintiera ganas de tomar decisiones por mí misma.

La quinta copa rozaba mis labios cuando volví a verle, en estas condiciones ya ni siquiera puedo decir que sea la misma persona, pero me da igual, sigo bebiendo.
Se acerca a mí y me increpa con la mirada, me siento atravesada y juzgada. ¿Porqué me mira así? ¿Acaso todos no habían venido para beber? Me siento mareada pero me bebo toda la copa y la tiro al suelo. Más cristales desparramados. En esos cristales estaba congelado mi sueño sin cumplir, un sueño por el que había luchado largo tiempo y ahora era pisoteado.

Salí de aquel sitio sin esperar a nadie, pugnando por escapar de un estado en el que yo solita me había metido. El aire me rozó la cara y cerré los ojos. Volví a oler el humo, la alcantarilla y el whisky derramado en la acera. Di dos pasos para cruzar la calle, y al tercero ya no pude sostenerme en pie. Caí como una muñeca al asfalto, y mientras veía a los coches pasar a toda velocidad alguien agarró mi mano y me levantó.

-Dame la mano, todo irá bien.

Mis pies andaban por sí solos, yo ni siquiera le mandaba la orden. Era esa mano, la que rodeaba la mía, la que me instaba a continuar, sin palabras. Me agarraba fuerte y eso me daba seguridad. Las manzanas de la ciudad pasaban con gran velocidad, y cuando me quise dar cuenta estaba en una habitación, tirada horizontalmente en una cama sin deshacer y vomitando en la alfombra de aquel desconocido que me había dado refugio por aquella noche.


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Es mi primera incursión en la interpretación de canciones, espero que no reviente la interpretación que teníais de ella (si ya la conocíais). Me haría muy feliz un comentario, muchas gracias por leer.



Nueva sección: Microrrelatos



Inauguro esta nueva sección con el firme propósito de crear microrrelatos inspirándome en una canción que me gusta, una reinterpretación de una pelicula o un libro (sin plagiar, obviamente).

Espero que os guste leerlos, tanto como a mí me gusta escribirlos y darles otro enfoque.






lunes, 22 de abril de 2013

¡Feliz día del libro!



Ya es 23 de abril, y como ya sabes ¡¡es el día mundial del libro!! Felicidades a todos los escritores y lectores que disfrutamos de este día como si fuera nuestro cumpleaños, a no ser que hayas nacido este magnífico día, porque entonces te tengo que felicitar doblemente. Y no, no se me olvida felicitar también a todos los Jorges.

Disfruta de este día, que compres muchos libros, que te regalen muchas flores y principalmente que leas, y lo leas bien!


Un saludo y ¡feliz día!


jueves, 18 de abril de 2013

Intentar, verbo de primera conjugación

Intenté fingir que soy una chica normal.
Intenté que nada me importara.
Intenté pensar que podía con todo, 
y acabé volviendo a darme cuenta de que no podía seguir así.

A veces en un momento te das cuenta de todo lo que estás haciendo mal, y eres capaz de dar media vuelta y empezar de cero. Pero esta vez andando por el camino correcto.

¡Admítelo!
Alguna vez has tenido que intentar ser como todo el mundo y no te ha salido bien.
A decir verdad, y creo que es algo que sabes ya, es imposible ser como los demás, porque los demás son cada uno de una forma distinta y diferente a tí. No hay dos iguales, así como no hay dos gotas de lluvia gemelas.

Así que la próxima vez que el mundo te haga intentar ser como los demás, piensa que todo el mundo alguna vez ha intentado ser como tú, y que no lo ha conseguido.

MORALEJA DE TODO ESTO
Nunca juzgues a nadie, porque todo el mundo carga sobre sus hombros lo que la sociedad ha intentado imponerle, y a nadie le gusta eso, incluido a ti.

CONSEJO
Sé tu mismo y que no te importe lo que digan los demás.





domingo, 7 de abril de 2013

Un Gran vacío. Prólogo



Siempre me habían dicho que estaba como ausente, que no tenía sangre, o cualquier símil que se te pueda haber ocurrido usar para definir a alguien que no es dueño de sí mismo.

Todas las mañanas al despertar, hacía un esfuerzo inmenso por levantarme y vivir. Sí, lo has leído bien, hacía un esfuerzo por vivir. Puede que para ti, vivir sea un efecto colateral de respirar, para mí era algo extra que me hacía esforzarme el doble, yo sería más feliz sin esforzarme tanto.
¿Nunca has dejado de ser? Notar que te fundes con el colchón de tu cama, dejar de pensar y cerrar los ojos disfrutando de la oscuridad. Ése era mi hobby, o al menos lo era antes de que a la comunidad de vecinos le diera por pensar que yo había muerto en mi casa, solo. ¿Morir?, demasiado fácil para mí.

Un día, para mi disgusto, unos ruidos rompen la apacibilidad de mi casa, llenando mi anhelado silencio en una hecatombe. Abro los ojos asustado por el atronador ruido, ¿y qué me encuentro? Unos policías municipales, con más cara de ser vándalos que el cuerpo de  seguridad, alumbrándome la cara con una jodida linterna. 


lunes, 1 de abril de 2013

Azul eléctrico


Os traigo un relato que pensaba enviar a un concurso, pero hoy mismo me he dado cuenta de que se me pasaba el plazo, así que os lo traigo para vuestro disfrute. Sed buenos y comentad como lo veis, es la primera vez que escribo algo de este género (lo considero ciencia-ficción, ¿de que género lo consideras tu?)
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Una luz se enciende.

Abro los ojos. Miro al frente y todos están alineados en filas. Filas largas y numerosas. O al menos eso era lo que creía. Desde mi posición no podía verle un final. Todos son altos y delgados. Y también vestidos con trajes azul eléctrico que chocan de manera violenta contra los ojos. Todos son iguales. La verdad es que es un poco patético. Todos mirando al frente y sin moverse. Y silencio. Mucho silencio.

Giré los ojos a derecha y a izquierda. ¿Por qué nadie se mueve? Volví mi vista al frente y esperé. Nadie hace el intento ni por asomo. Espera. Parece que he visto a alguien moverse. Observo y espero.

No. Ha debido de ser un efecto óptico. Todos están quietecitos y calladitos. De nuevo la vista al frente. La verdad es que son una cantidad alucinante de gente. Que aunque mi vista no alcance más allá que tres filas, siento que hay muchas más. Probablemente más de las que podría contar.

Mientras espero a alguna señal de movimiento, observo detenidamente sus siluetas. Es irónico que sean todos iguales. Me pregunto qué hacen aquí Miro sus espaldas. Las rayas de los trajes que llevan a su espalda son lisas y alargadas. Son una combinación de colores. Una raya blanca. Una raya negra. Otra blanca de nuevo. Otra negra que es más gruesa que la anterior. Y así continuamente. Hasta abarcar toda la espalda. Y también  una serie de números bajo las rayas de colores. Un ocho. Luego un seis. Un ocho otra vez. Luego un tres. Y así hasta acabar en la última raya.

La verdad es que es tan extraño. Me quedo sumamente quieta. El silencio lo envuelve todo. No sé qué hago aquí. Dejaré pasar el tiempo.

Vuelvo a dirigir los ojos hacia mi derecha. Mucha gente. En eso no me he equivocado. ¿Qué los ha llevado aquí? Creo que he visto a alguien moverse otra vez. No quito la vista. La mantengo fija.

Espero. Y espero. Y sigo esperando un poquito más.

Nada. Aquí nadie se mueve. Es imposible que haya visto a  nadie moverse. Está claro que son todos muy disciplinados.

Miro hacia mi derecha y hay alguien observándome. Vuelvo a mirar al frente y espero. No sé si es bueno o malo que me hayan pillado.

Espero. Y espero. Y sigo esperando un poquito más.

Miro pausadamente hacia la izquierda. Bien. Han dejado de mirarme y puedo seguir con mi escrutinio. Mis ojos pasean de izquierda a derecha. Y se encuentran con las mismas caras. Rostros oliváceos. Ojos castaños. Labios gruesos. Todos tienen los pómulos altos. Todos tienen las cejas finas y relajadas. Todos tienen la misma cara.

Debo de tener la boca abierta y las cejas arqueadas de puro asombro. No consigo que mis ojos dejen de ir de uno a otro. Observando las similitudes que presentan. Todos son iguales en todo. Es todo muy extraño.

Vuelvo a mirar al frente. Y mis ojos se mueven, esta vez, hacia abajo. Veo mis pómulos muy difuminados. Consigo a verme el cuerpo. Un azul eléctrico choca contra mis ojos.

¿Pero qué…? Vuelvo a mirar al frente. Fijo mi retina en el color del traje de la persona de espaldas a mí. Azul eléctrico. No puede ser. Miro a la derecha. Más azul eléctrico. Miro a la izquierda, ya desesperada. Más azul eléctrico.

Cierro los ojos. Intento calmar mi respiración. Y lentamente miro hacia abajo. Superando la barrera de mis pómulos se encuentra mi cuerpo. Y en ella, el color azul eléctrico. Cierro los ojos de nuevo.
Espero. Y espero. Y sigo esperando un poco más. Mi respiración se calma. Siento el pulso regular. Abro los ojos.

Y sigue estando ese maldito color azul eléctrico. Azul eléctrico a la derecha. Azul eléctrico a la izquierda. Azul eléctrico en frente. Azul eléctrico en mí también. Azul eléctrico por todas partes. Y ese completo silencio.

¿Qué pasa aquí? Vuelvo a mirar a la izquierda. El que me miró antes, ahora lo vuelve a hacer. Mantengo la mirada. Su cara no denota ninguna expresión. Sus ojos no dicen lo mismo. En sus ojos se refleja un extraño sentimiento. No sé que es. Sigo mirando.

Soy igual que todos los demás. Llevo el mismo traje. De ese maldito azul eléctrico. Se me ocurre una idea. Pruebo a mover un brazo. Uso todas mis fuerzas. Nada. Pruebo a mover una pierna. Lo intento. Y lo vuelvo a intentar. La quietud es la única respuesta. Noto como mi corazón late apresuradamente.

Vuelvo a mirar a la izquierda. El que me miraba, lo sigue haciendo. Fuerzo el cuello para poder verlo mejor en busca de alguna respuesta. Mi cuello no responde. Mi presión sanguínea aumenta. Miro a sus ojos. Y sé que sus ojos son iguales que los míos. Y también sé que la expresión que transmiten sus ojos, es la misma que la que siento yo. Él debe de estar viendo lo mismo en mí.
Intento de nuevo moverme. Primero un brazo. Luego una pierna. El resultado es similar al de no haber intentado nada. Me desespero. Pero sigo sin poder moverme.

Espera. Vi a alguien moverse. Puede que sólo fueran imaginaciones. Miro a todos lados esperando ver la respuesta. La nada es la única respuesta a mi mirada.

Espero. Y espero. Y sigo esperando un poco más.

Alguien tiene que poder moverse. Miro a todos lados pidiendo ayuda. Mis ojos inquieren en los demás. Ya nadie me mira. ¿Habrán comprendido que tampoco pueden moverse? No puede ser. Alguien tiene que poder moverse.

No me resigno. Pruebo otra vez a intentar moverme. Primero el brazo. Luego la pierna. Y no me responden. Todos estamos así. Parados enfrente a ningún lugar. Sin poder movernos. Y con miradas de frustración. Y en completo silencio.

La luz que me hiciera abrir los ojos, ahora se apagaba. La oscuridad se lo está  tragando todo. Fila a fila van quedando en penumbras. Veo como avanza hacia mi posición. Intento moverme. Pero esta vez más desesperadamente. No puedo evitar que avance. Y no puedo hacer nada por moverme. Y ese maldito azul eléctrico acabaría por volverme loca. Y ese condenado silencio rodeándolo todo.

La luz estaba a una fila de distancia. En un segundo la oscuridad tragó a la fila de delante. Notaba como mi pulso había aumentado. Se había vuelto loco.

Y la oscuridad me abrazó.


Una luz se enciende.

Abro los ojos. Miro al frente y todos están alineados en filas. Filas largas y numerosas. O al menos eso era lo que creía. Desde mi posición no podía verle un final. Todos son altos y delgados. Y también vestidos con trajes azul eléctrico que chocan de manera violenta contra los ojos. Todos son iguales. La verdad es que es un poco patético. Todos mirando al frente y sin moverse. Y silencio. Mucho silencio.