viernes, 5 de octubre de 2012

Capítulo 12: Ola de calor #Bandida


¡¡¡¡¡ATENCIÓN, AVISO A LAS CARDÍACAS!!! Este capítulo es muy especial, espero que os guste. Os aconsejo leerlo con mucho detalle para que no se os escape nada. Lo siento si puede parecer muy largo.
Y sin nada más, os doy las gracias por seguir leyendo #Bandida.

                                                            *****

Aisleen abandonó el refugio dejando solos a Garrett y Kate, los cuales colocaron dos lonas en el suelo y se sentaron sobre ellas.

En la sala hacía un calor terrible que hacía que empaparan sus ropas y se sintieran incómodos. Aisleen les dijo antes de abandonar la cueva que pasarían mejor la estancia si se remojaban en el manantial a menudo, conservando el cuerpo hidratado.
-Creo que voy a darme un baño –dijo acalorado Garrett, y acercándose al manantial se quitó la camisa y la botas y se metió al agua dejando a Kate sentada en la lona, sudando por el calor que emanaba la tierra y viendo como él disfrutaba del baño.
-Creo que te acompañaré –dijo ella, y empezó a buscar de entre los bártulos que había en la cueva, quizás encontrara una muda limpia y seca con  la que cambiarse al salir del agua.
Después de varios minutos trasteando encontró varias camisas grandes de lino, Esto será suficiente, se dijo, y quitándose las botas y soltándose el cabello fue hasta el manantial con Garrett.

-¡Oh, el agua está fresca! –se sorprendió  Kate.
-Sí –dijo Garrett-, ¡es perfecto!
-No creo que quiera volver a salir del agua.
Garrett le sonrió y siguió disfrutando del baño mojando su cabello.
-¡Guau! –siguió sorprendiéndose Katherine mientras alborotaba el agua a su alrededor.- ¿Adónde llevará este manantial?
-No lo sé.

Kate dejó su cuerpo flotar en el agua que le quitaba el agobio lacerante del calor, y cerró los ojos. El agua estaba tranquila, fresca y limpia, todo estaba en silencio, ni siquiera se oía el chapoteo de Garrett. ¿Cómo podía no hacer ruido? El eco que la cueva amplificaba el suave arrullo del agua, era imposible no escucharlo a él.
Abrió un ojo y miró, no lo veía por ningún lado.
-¡Garrett! –le llamó, no se oía nada.- ¡Garrett!
Unas manos la sujetaron de las piernas y la zambulleron de pronto. Kate se debatió, las manos no la soltaban y ella no encontraba el fondo. Cuando estuvo libre, en cuestión de unos pocos segundos que para ella fueron horas, salió a la superficie buscando aire y vio a Garrett a su lado carcajeándose. Cuando ella hubo recuperado el aire de sus pulmones, le tiró agua e intentó sumergirlo, con tan poca suerte que acabó otra vez bajo el agua.
Garrett la ayudó a salir a la superficie y ésta le rodeó el cuello con sus manos. Sus cabezas estaban casi pegadas cuando ella le dijo:
-Si me intentas capuzar, te hundirás conmigo –sonó como un susurro.
-Iré contigo a dónde sea –dijo Garrett, pero ya no en el mismo contexto.
Los ojos de Garrett ya no reían, estaban nublados. Acercando a Kate a su cuerpo, rodeó su cintura con sus brazos y la besó. Al contacto con sus labios, Kate apresó más si cabe su cuello profundizando más el beso, y rodeó con sus piernas el cuerpo de Garrett.

Para Garrett ya no había vuelta a atrás, el contacto de Kate inflamaba su piel y lo hacía impulsivo y pasional. El cuerpo de Kate estaba hecho para él, la suave curva de sus glúteos era el nuevo hogar de sus manos y sentía como cada movimiento suyo estaba coreografiado con uno de ella. Sentía como Kate disfrutaba y su cabeza explotó de tanto pensar. Poco a poco la fue sacando del agua mientras la mantenía pegada a él mientras se besaban profundamente.

Rápidamente y sin vacilar desató los botones del vestido que mantenía el cuerpo de Kate pegado, la dejó sostenerse en el suelo mientras se despojaba de sus pantalones. A Kate el mundo le daba vueltas, estaba húmeda y excitada y sentía que sus piernas no la sostendrían mucho tiempo, acabó quitándose completamente la ropa mojada, que se mantenía pegado a su piel.

Desnuda y excitada vio como Garrett se acercaba a ella. La luz de las velas hacía brillar las gotas de agua adheridas a su pecho, y le daba  un aspecto apolíneo. Los ojos de Garrett, hambrientos de pasión, recorrían cada uno de los centímetros de la piel de Kate, que bajo la tenue luz de las velas le daba un aspecto aterciopelado.

La besó, pero no pasionalmente ni intrusivamente, si no de manera tierna, lo que hizo que las resistencias de Kate quedaran aplastadas. Las manos de Garrett exploraron sus senos deteniéndose en sus pezones, haciendo vibrar el cuerpo de Kate. La agarró por la cadera haciéndola retroceder hasta una de las lonas, Kate quedó acostada, mientras Garrett se arrodillaba a su lado. Sus manos recorrían todo su cuerpo haciendo de su tacto una explosión de placer. Kate respiraba entrecortadamente sin dejar de mirarlo, y mientras él exploraba su cuerpo centímetro a centímetro.

Cuando Garrett se colocó sobre Kate, ésta perdió el aliento, le encantaba lo que le hacía sentir, disfrutaba del placer que él le provocaba, pero no se sentía segura, y sus ojos lo mostraban.
-No tengas miedo Kate, no voy a hacerte daño -y ésas palabras calmaron las dudas de Kate.

Lentamente, Garrett fue sembrando un reguero de besos desde su cuello hasta su cadera. Kate se sentía arder en sitios que jamás hubiera imaginado, y pasivamente dejó que Garrett le acariciara el interior de sus muslos, que se fueron abriendo involuntariamente. Garrett dirigió su mirada a los ojos de Kate, ella no le rechazaba, y jugó con su dedo en el centro de Kate. Ésta se puso tensa al principio, pero el dedo de Garrett era rápido, y consiguió que se relajara. Kate cerró los ojos y sintió crecer una oleada de placer que la envolvía y llenaba toda ella. Cuando la lengua de Garrett la tocó la dejó sin respiración.
-Garrett.
-No pasa nada, Kate. Cierra los ojos.
La lengua de Garrett volvió a castigar el centro de Kate, martirizándola, llevándola al mismo cielo y bajándola a la tierra de golpe. A ratos se sentía desfallecer, y en otros era capaz de levantar grandes rocas con una sola mano.
Cuando el clímax llegó, Kate sintió su cuerpo temblar y un gemido seguido de una oración escapó de sus labios. Garrett se quedó observando la belleza de Kate, su piel aterciopelada, su melena castaña, sus ojos negros.

Volvió a besarla, poniendo toda su alma en ése beso, trasmitiéndole todo lo que la amaba y quería.
Con un gemido Garrett interrumpió el beso y la miró.
-¿Estás segura? –le dijo en un susurro, y rogando le pedía a Dios que no le rechazara, porque no sabía si sería capaz de parar.
Kate le miró, los ojos enturbiados de pasión de Garrett le decían cual era su deseo, le estaba dando a elegir.
Quiéreme, quiéreme, quiéreme,  pensaba Garrett, cuanto más tiempo pasaba sin contestar, más crecía la duda en Garrett, aprisionándole el corazón.
Kate le besó, dando una respuesta, pero Garrett se alejó.
-No, necesito que me lo digas con palabras.
Kate sentía su cuerpo consumiéndose por las llamas de la pasión, se sentía arder de placer.
-Sí –dijo con un hilo de voz, pero para Garrett fue suficiente.
Lentamente, y sin dejar de mirarse a los ojos, Garrett entró en Kate.

Kate se sentía estallar y sentía que su sangre fluía rápidamente por todo su cuerpo. Sintió a Garrett entrando en ella, lentamente. Una expresión de pánico cruzó su rostro y al segundo quedó aplacada por el amor que rebosaba Garrett por sus poros. No cabía duda, lo que estaba ocurriendo era fruto del amor.
Cuando llegó al borde sin retorno, Garrett paró.
-Si sientes dolor, dime que pare.
Kate, que ya se sentía segura y amada, no quería que Garrett parara. Puso una de sus manos en la cara de él, y le acarició la mejilla.
-Sé que no me harás daño.

Y Garrett rompió la última barrera, lo que hizo que Kate sintiera un ramalazo de dolor en el bajo vientre, que fue apagándose lentamente conforme Garrett salía y entraba de ella. Cuando llegó de nuevo el placer, Garrett avanzó y retrocedió con más apremio dándole nuevos matices al momento. El suave perfume natural de Garrett lo envolvía todo y hacía que a Kate le diera vueltas todo, se sentía extasiada. Sus manos en su cuerpo acariciándola, las manos de ella en su espalda trazando líneas con sus uñas.
Y cuando Kate pensaba que no podía sentir más placer, el cielo se abrió antes sus ojos y sintió como una última oleada de fuego recorría su cuerpo de punta a punta empapando todo su ser.

Garrett se retiró de Kate y se quedó a su lado, mirándola y asombrándose de su belleza, de cómo su cabello descansaba sobre el suelo, de cómo incidía la luz sobre la suave curva de su pecho, de cómo le brillaban los ojos.

Y agarrada a él, Kate durmió todo lo que quedaba de noche.

1 comentario:

  1. Esto sí que es un capitulazo. Es tan sensual y romántico a la vez. Sencillamente perfecto. Sigue así, cada día soy más #Bandidadicta JAJAJA.
    Por cierto ya tienes un capítulo nuevo de White Horse en el blog :)

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